martes, 19 de septiembre de 2017

La Bancarización Obligatoria destruye miles de empleos.


La ley de "inclusión financiera": una máquina de excluír trabajadores.
La ley de "inclusión financiera": una máquina de destrucción de puestos de trabajo.

Ejemplo 1: se están instalando ahora de forma masiva las cajas de autopago. El cliente pasa los productos por el lector de código de barra, embolsa él mismo los artículos y al final pasa la tarjeta para pagar.

Al consultar con un funcionario de supermercado sobre la posible pérdida de puestos de trabajo nos comentaba: "de todos modos para atender a la gente que pague con efectivo tiene que haber cajas tradicionales".

En el caso de Devoto, primera cadena de supermercados en instalar las cajas de autopago, nos enteramos que:
"En esta primera instancia el pago es solo con tarjeta de crédito o débito y, si bien la compañía estudia incorporar el efectivo, no está en los planes a mediano plazo." En otras palabras: NUNCA. Y si escuchamos al economista Bergara diciendo que "los que se aferren al efectivo quedarán por el camino", sabemos que los que quedarán aquí por el camino, sin empleo, son cientos de trabajadores, (principalmente mujeres), que hoy se desempeñan como cajeros en grandes superficies.

¿Es ventajoso para el cliente tener que embolsar los productos y cobrarse él mismo? Difícilmente. ¿Bajarán los precios en los supermercados debido al ahorro de sueldos en el entorno de $20.000 cada uno? No parece probable. ¿Quién se beneficia entonces? Los bancos y las grandes superficies.

Ejemplo 2: a partir del 1o de setiembre entre las 6:00 y 22:00 horas sólo se puede cargar $800 de combustible con efectivo enestaciones de servicio. De 22:00 a 6:00 horas ni eso, sólo se puede pagar con tarjeta. Supuestamente la medida es para evitar las rapiñas a las estaciones, y que los trabajadores salgan heridos o sean muertos por los delincuentes.

El único detalle: pronto ni siquiera va a haber trabajadores que proteger. Quien ha viajado por los paraísos de la bancarización, como Suecia o Dinamarca, sabe: las estaciones de servicio no tienen pisteros. Muchas veces no tienen a nadie. El cliente carga su propio combustible, luego pasa la tarjeta por el POS y recibe un ticket. Puestos de trabajo directos: CERO. ANCAP hace tiempo que está estudiando el autodespacho.

¿Cuál puede ser el beneficio para el consumidor de tener que cargar uno mismo el combustible, ensuciarse las manos con nafta o gasoil y no disponer siquiera de alguien que ayude en chequear la presión de los neumáticos o limpiar el parabrisas? ¿Acaso bajaría el costo de los combustibles?

Eliminar el efectivo porque pueden robarnos sería como proponer prohibir los automóviles porque mueren personas en accidentes de tránsito. El fin no justifica los medios.

Lo cierto es que no pasará mucho tiempo antes de que las estaciones de servicio empiecen a deshacerse de su personal.

Ejemplo 3: a raíz de la bancarización ha comenzado el cierre de sucursales bancarias lo que, más temprano o más tarde, lleva a la pérdida de puestos de trabajo. En números claros para el caso del BROU: 6 sucursales cierran en Montevideo, quince sucursales en el interior abren sólo tres días por semana y otras tres trabajan solamente dos días por semana. El BROU no está solo: Scotiabank, por ejemplo, cerró 4 sucursales, todas en el interior. ¿Y en los países con mayor avance de la bancarización? Entre 2005 y 2015 en Suecia cerraron 250 filiales bancarias, más del 15% del total, con tendencia al alza.

¿Cómo se reconcilian estos datos con el apoyo de AEBU a la ley de bancarización? ¿Protestan contra la pérdida de puestos de trabajo pero apoyan la causa de dicha pérdida? Por otro lado, el servicio que se le da a los -ahora forzados- clientes de los bancos, claramente va a empeorar. Los más perjudicados son los habitantes del interior del país, que ya tienen poco acceso a los servicios bancarios, y de ahora en adelante tendrán aún menos. Exclusión financiera para la mitad de los uruguayos.

En suma: la ley de "inclusión financiera", eufemismo de bancarización forzada, nos pretende incluir en los bancos pero nos excluye de nuestro trabajo. Juan Pueblo va a recibir peor servicio en supermercados, estaciones de servicio y bancos, y va a pagar lo mismo, o más, por bienes y servicios.

Mucha gente va a quedar por el camino, como en un arrebato de sinceridad reconoció el propio Bergara. Le faltó decir que los bancos y los jugadores más fuertes de la economía, son los que hacen el gran negocio y Juan Pueblo recibe peor servicio o directamente se queda sin trabajo.